Mariposas nocturnas. Para estas polillas, el
término "el amor flota en el aire", es una frase que se puede tomar
literalmente. Estos insectos logran detectar señales de amor, denominadas
feromonas y que son emitidas por el sexo opuesto desde una distancia de hasta 10
kilómetros. Estudios han demostrado que los humanos también, consiguen percibir
las feromonas, sin embargo, se tiene que estar cerca de la persona.
Murciélagos. Estos animales se esconden en
cuevas oscuras, son excelentes cazadores nocturnos, capaces de evitar cualquier
obstáculo gracias a que emiten sonidos ultrasónicos e interpretan el eco de las
ondas que rebotan en los objetos que tienen a su alrededor. Este sonar
biológico, llamado "eco-ubicación", también es utilizado por los
delfines para navegar en aguas oscuras o turbias.
Colibrí. Estos pajaritos nacen con talentos
diversos. En primer lugar, tiene la capacidad de flotar en el aire. Sus alas
son tan ágiles que la mayoría de ellos pueden ir muy rápido. Además,
tienen la capacidad para percibir los colores que están fuera del rango visible
de los seres humanos.
Aves migratorias. Muchos pájaros, en especial
los migratorios, pueden usar el campo magnético de la Tierra para mantenerse en
curso durante sus largos vuelos. Los científicos aún no están seguros de cómo
lo hace, pero un estudio reciente sugiere que las aves podrían tener
una especie de sinestesia que les permite "ver" las líneas magnéticas
del planeta como patrones de color o luz que se sobreponen sobre sus
alrededores visuales.
Gatos. Tienen una membrana tipo espejo en la
parte trasera de sus ojos lo que les permite cazar y moverse en una oscuridad
casi total. Denominado "tapetum lucidum", la membrana refleja la luz
después de que ésta ha viajado a través de la retina, dándole a los ojos otra
oportunidad de atrapar los fotones a medida que realizan su segundo paso.
Tiburones. Los tiburones tienen celdas
especiales en su cerebro que son sensitivas a los campos eléctricos generados
por otras criaturas. Esta habilidad está tan refinada en algunos tiburones que
pueden capturar presas aún escondiéndose bajo la arena, con detectar las
débiles señales eléctricas que emiten sus músculos en tensión.
Serpientes. Cuando vemos que una serpiente se
arrastra y saca la lengua nos puede parecer algo extraño, sin embargo, esta es
la manera en cómo olfatea sus alrededores. Una serpiente utiliza su
lengua para recolectar partículas que ondean en el aire. La cubierta de la
lengua es introducida en unas cavidades especiales en la parte superior de la
boca de la serpiente, denominadas "órganos de Jacobson". Ahí, los
olores son procesados y transformados en señales eléctricas que son enviadas al
cerebro.
Pez tambor. Algunos peces como este
"escuchan", utilizando sus bolsas de aire. Estas vejigas detectan las
vibraciones del sonido y las retransmiten al oído interior por medio de un
sistema de huesos ubicados en el oído medio, denominado el "aparato
weberiano". Las celdas pilosas en el oído interno responden a las
vibraciones y transmiten la información del sonido al cerebro del pez.
Boas. Los órganos sensibles a la
temperatura localizados entre los ojos y la nariz de las boas, les
permite "sentir" el calor corporal de sus presas. Existe uno colocado
a cada lado de la cabeza de la serpiente, de modo que pueden percibir la
profundidad y atacar con una exactitud mortal aún en la más completa oscuridad.
Ratones. La mayoría de estos roedores tienen
una visión pobre, pero se las ingenian por medio de sus bigotes. Utilizan estos
largos pelos, también llamados detectores, de la misma manera que los
ciegos emplean sus bastones. Mediante el tocamiento de estos pelos por
encima de los objetos sobre los que van pasando, los roedores se forman
imágenes mentales de sus alrededores.
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